-Santos: yo no quiero irme, tengo varias cosas que ver aún.
-Marisela: o mejor dicho tienes que ver a una persona en concreto, Santo si no quieres más problemas vamonos.
-Santos: mira ya me da igual, la niñita quiere que nos vayamos pues nos iremos.
-Marisela: eres un estúpido.
-Santos: entonces...¿Porque no te divorcias de mi y dejas de armar tanto jaleo?
Marisela se hunde ante el comentario de Santos, ante esa preposición que ella jamás se había propuesto, porque a pesar de todos los problemas sigue enamorada de él tanto como el primer día y no puede dejarlo escapar de su lado. Marisela se tira a la cama y se echa a llorar, Santos esta inmóvil es como una niña que siempre tiene que hacer lo que le convenga a pesar de los demas.
Bárbara esta inquieta, recorre toda la casa, pero vuelve a entrar a la habitación. Se acuesta en la cama, la cual ella y Santos ayer compartieron. Su Santos, acaricia las sabanas, queriendo volver a sentir todo lo de ayer, sentirse tan plena, algo que tan solo él era capaz. Pablo entra sin que Bárbara se percate ya que las puertas de la casa estaban abiertas de par en par, se acerca por el otro lateral para que ella no se de cuenta de su preciosa y le da un pico, Bárbara se asusta al verlo y le pega una cachetada, el comienza a reirse. -Bárbara: ¿Pero que estas haciendo?
-Pablo: despertarte con un beso de príncipe.
-Bárbara: mira Pablo yo con estas cosas no juego y pa mi los hombres no
existen.
-Pablo: a ver Bárbara, tu no puedes estar a si por un simple beso, a ti
te pasa algo más.
-Bárbara. A mi nada, pero conmigo no jueges a los besitos.
-Pablo: que poca confianza me tienes Bárbara.
-Bárbara: ay no es eso, ¿Poca confianza? Eres el único que conoce todo mi
pasado, ¿Qué más quieres?
-Pablo: que me digas la verdad.
-Bárbara: bueno ya pero cállate y esto a la tumba si no te enseño una
amiga que tengo guardada.
En otro lugar Marisela y Santos esperar para coger el avión, el trata de evitar mirarla, ella hace como que nada ha pasado, que nunca hubo la proposición de divorcio ni tantas discusiones.
-Marisela: ¿A ti te gustaría que yo volviera a quedar embarazada?
Santos esta ajeno a sus palabras, solo piensa en ella, piensa en la cara que pondra al recibir el ramo de rosas. No se puede quitar el sabor de Bárbara, ese fuego que no se consume y que nunca lo hará. Marisela capta su atención hasta que lo hace reaccionar.
-Santos: ¿Me decías algo?
-Marisela: ni si quiera me atiendes, te decía, ¿Que si te gustaría que yo volviera a quedar embarazada?
-Santos: es muy pronto, ademas en la situación en la que estamos ...
-Marisela: ya me queda claro que no quieres nada que nos ate de por vida.
-Santos: Marisela no empecemos de nuevo.
-Marisela: el problema es tuyo no mío que desde que vistes a Bárbara estas mucho peor.
Marisela y Santos no cruzan palabras en todo el recorrido, aun estando a dos centímetros de separación. Marisela esta harta de la situación le gustaría tener algo para hacerlo reaccionar y lo único que se le ocurre es quedar embarazada.
Alguien traquea la puerta, Bárbara sale acelerada y Pablo la sigue, es un hombre con un gran ramo de flores que al poco se va, Pablo lo observa con mucha curiosidad.
-Pablo: el amante, Bárbara. La tarjeta de dentro.
Bárbara mete las manos entre las rosas y saca una tarjeta de color pasión, al abrirla reconoce la letra de Santos.
Te lo dije anoche y te lo repito, lo único que me puede hacer dejar de amarte es que mi corazón deje de latir, ya que solo lo hace por ti.
Te amo, Santos Luzardo.
Pablo le arrebata la tarjeta a Bárbara que lo mira realmente cabreada.
-Bárbara: dame la tarjeta.
-Pablo: a cambio de que me cuentes todo lo que paso con ese Santos.
Al cabo de un tiempo, Bárbara ya cansada acaba por reconocer la verdad.
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