domingo, 14 de octubre de 2012

Capítulo 8: Embarazoso encuentro.

Marisela se despierta muy temprano, tiene cuidado de no despertar a Santos para sacar sus compresas, menos mal que Santos no la descubrió porque sino se hubiera sabido toda la verdad. Bárbara también esta despierta desde muy temprano pero no ha salido de su cama, esta ajena a todo.  
Genoveva llega a Altamira en busca de Marisela, cuando la ve, la nota extraña, Marisela trata de disimular. Comienzan a hablar, Genoveva le cuenta como estan todas las terneras. Bárbara se pone su sombrero negro, sus botas, su blusa negra y los pantalones al estilo de la Doña, cuando entra al salón, sorprende a Genoveva que se queda a cuadros.  
Barbara divertida al ver la cara de Genoveva. 
-Bárbara: te aseguro que no muerdo. 
-Genoveva: perdón, doña, es que jamás imagine encontrarmela aquí. 
-Bárbara: no me digas Doña, Bárbara simplemente.  
-Marisela: ¿Vas a algún sitio? 
-Bárbara: si, volveré por la noche. 
Bárbara sale de la hacienda, tiene en mente pasar por el miedo, ir al cementerio a visitar la tumba de su viejita y después ir a la poza de los suspiros. 
Cuando se acerca al Miedo, lo ve muy abandonado y lo que más le sorprende es ver el cartel de la venta del Miedo, al ver esto se le pasa una idea un tanto alocada, comprar la hacienda. Volver a hacer esa hacienda suya. Sigue adelante con su camino hasta llegar al cementerio, se encuentra frente a la tumba de su viejita. Deja unas flores que recogió y se tira al suelo. Comienza a llorar con todas sus ganas y fuerzas, con la gran impotencia de todo lo que esta pasando.  
-Bárbara: ai mi viejita, extraño tanto todos aquellos consejos, ese calor que me dabas de madre. Tu me querías tal y como era a pesar de todo. ¿Porque te fuiste de mi lado? yo te sigo necesitando, me siento tan sola. Nada merece la pena, siempre es lo mismo y ahora Santos no se si tendre fuerza, para alejarme de él, ¿Porque lo sigo amando tanto?. Me gustaría tenerte aquí conmigo y por lo menos que me dieras consuelo y un brazo en el que llorar. Creo que fuistes de las pocas personas que me querían a pesar de todo y del monstruo que fui. He cambiado como tu querías, ya no siento ni odios ni remordimientos. Hasta incluso creo que estoy aprendido a querer a Marisela a pesar de todo. 
Bárbara se levanta y se aleja aún llorando en el caballo. Aunque antes paso por la tumba de su indio, Melquiades.  
Corre lo máximo con el caballo, se siente libre al hacerlo, llega a la poza de los suspiros y se va liberando de la ropa, se siente libre al hacerlo como si se fuera cargando todo el peso y el dolor de estos años. Se sumerge en el agua de su poza, como una diosa griega, se moja el cabello, y mira el cielo, azul despejado. Aunque para ella es negro. 
Bárbara tiene un flashback, Santos y ella en la Poza, sumergidos haciendo el amor, aquellos besos, caricias, donde fue tan feliz. 
Marisela da vueltas por todos lados, esta nerviosa porque no están ni Santos ni Bárbara. Hay veces en las que quisiera volver a ser esa niña que se refugiaba en los brazos de Cecilia, solo le quedaba la alternativa de mentir. No puede dejar que Santos se aleje. Poco a poco el odio hacia Bárbara ha ido aunmentando. 
Bárbara ya termino de vestirse, Santos la observa muy de cerca, se acerca a ella por la espalda sin que se de cuenta, le coge de la mano y ella se voltea. El sol se va escondiendo. 
-Santos: tu y yo tenemos que hablar.   
-Bárbara: ¿Eres tonto o que? mi hija se muere por ti, te va a dar un hijo y tu detras mía, ¿Dónde esta tu verguenza, donde la perdistes?
-Santos: Bárbara yo me quede con Marisela por cobarde, porque me resigne a vivir sin ti, pero lo que no sabía era justamente eso que te necesito. Que necesito estar contigo día y noche, que te amo. 
-Bárbara: después de estar conmigo te acostastes con mi hija, ¿Me olvido también de eso? 
Marisela se quedo dormida, pero al poco despierta, pero no se fija en que las sábanas estan manchadas de sangre por su menstruación. Sale del cuarto, hacia al aseo. 
Santos se acerca, mirando a Bárbara con furia, amor, deseo y pasión. 
-Santos: Bárbara dime que no me amas como yo a ti, que no me deseas, que no te mueres por besarme como yo. Porque yo me muero por ti, por respirar tu aire, por sentirte.  
-Bárbara: diga lo que te diga no me vas a dejar. Escuchame atentamente Santos, si te amo, pero no puedo ser tan estúpida como para estar contigo. 
Santos la coge de la cintura atrayendola hacia él, se miran como la primera vez, llenos de deseo. 
Cecilia le pregunta a Casilda donde esta Marisela y le dice que en el cuarto, entra pero no la ve, cuando mira a la cama, ve un rastro de sangre, esto la alarma y cuando sale del cuarto ve a Marisela, con unos pantalones sucios sobre la manos, los esconde. 
-Cecilia: ¿Qué estas escondiendo Marisela, esta sangre es tuya? 
Marisela se echa a llorar para tratar de convencer a Cecilia, de que estuvo apunto de sufrir un aborto. 
-Marisela: estuve a punto de abortar, tía. pero gracias a Dios se me detuvo. 
Marisela comienza a llorar y abraza a Cecilia.  
 

-Santos: yo sabía que tu me seguías amando, tanto como yo a ti mi Bárbara. Sabes he tratado de olvidarte pero mi corazón se niega a olvidarte, te amo tanto.  
Bárbara besa a Santos, con todo el amor que tiene Santos, le coge del pelo, atrayendola más a él, ella se aleja sonriendole. 
-Bárbara: para ti sigo siendo Doña Bárbara, esto no significa nada, recuerdalo Doña Bárbara. 
Mientras, Cecilia le ayuda a Marisela a lavar las sábanas para que Santos no de cuenta, la inocente Cecilia, Marisela vuelve a abrazar a Cecilia. 
-Marisela: muchas gracias, tía, por ayudarme. Es mejor que el no sepa nada. 
-Cecilia: mi niña, ¿Segura de que estas bien, no tienes ninguna otra molestia? 
-Marisela: si tía, gracias a Dios estoy bien. 
Bárbara llega a Altamira donde se cruza con la mirada de Marisela, Bárbara se acerca a Marisela y le acaricia el pelo. Se siente tan mal por todo lo que esta pasando. 
-Bárbara: pasado mañana me voy Marisela. 

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